
“He descubierto que en cada niño se anida un escritor, un poeta, un músico, un científico y un soñador” Aluna.
El encuentro cotidiano con los niños del grado preescolar de la Institución Educativa Agropecuaria El Escobal del municipio de Ramiriquí, en la hermosa colcha de retazos de la tierra de la libertad, Boyacá, ha sido una de las experiencias más dignificantes y hermosas de mi vida como docente tutora del Programa Todos a Aprender. 
No solo porque encierra un sin número de emociones, motivaciones y gratificaciones, sino principalmente aprendizajes de vida que me han permitido sobrevivir a tanta academia, currículos, planes de estudio y un sin número de encuentros virtuales que sin lugar a dudas han fortalecido mi ser de maestra y han marcado una ruta en mi quehacer pedagógico, no se comparan con la profundidad y sabiduría de mis encuentros con los niños.

Así es, llegar al aula de preescolar es encontrarnos con rostros de esperanza, travesuras, mezcla de chocolate y ternura, de esa sabiduría , inocencia y generosidad que saben dar los niños y las niñas en cualquier lugar del mundo pero especialmente en la ruralidad;  cargados de preguntas y respuestas nos invitan y nos retan a profundizar cada día en el conocimiento, la investigación, la lectura y escritura, la tecnología, el medio ambiente y la fuerza de las emociones,  pues cada pregunta nos revela ese mundo interior que habita en ellos y que se hace visible a través de sus miradas curiosas y críticas, honestas e inocentes,  ávidas por aprender, descubrir y conocer el mundo que los rodea y más allá de las estrellas.  
En su espacio, sus rincones lúdicos, mágicos anida gran parte de lo que ellos son y  nos proponen para planear el día a día; el rincón de las imágenes, los sonidos y las voces nos llevan por el descubrimiento del lenguaje audiovisual, el rincón de las emociones nos permiten conocer más de cerca lo que los afecta, los aísla, los preocupa, los llena de miedo o los hace felices; descubrir de su mano como se imaginan el universo, el cambio climático o el manejo del tiempo a través de su rincón científico es todo un laboratorio natural que implica conocer procesos matemáticos y tecnológicos y que decir del rincón del arte y la literatura toda una experiencia mágica donde se les permite viajar con la imaginación, crear, transformar y liderar.
Cada proyecto de los niños del preescolar es una aventura pedagógica y didáctica, diseñada con ellos y para ellos, donde se vale soñar, jugar, explorar y sentir para aprender, donde desarrollar las inteligencias múltiples y competencias propias del currículo escolar como la comunicación, las matemáticas, las científicas y ciudadanas están presentes en cada proceso, en cada actividad integrada e integradora a través del trabajo individual y por equipos construyendo saberes de forma colaborativa y cooperativa. Por otra parte esta visión me ha permitido reflexionar que con la llegada del enfoque STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) los docentes del preescolar a través de los proyectos de aula tendrían un escenario perfecto para integrarlo de una manera lúdica e investigativa, desarrollando  las competencias del siglo XXI en la sociedad del conocimiento.
El mundo del preescolar ¡toda una aventura para vivirla! y bajo esa premisa me reafirmo en mi convicción sobre la oportunidad que tienen los maestros del preescolar de descubrir ese mundo con sus niños, de disfrutarlo y enriquecerlo porque parafraseando el texto de uno de los más grandes pensadores y escritores de nuestro país, Gabriel García Márquez, “He descubierto que en cada niño se anida un escritor, un poeta, un músico, un científico y un soñador”.
Y para finalizar esta pequeña reflexión quiero tomar apartes del Manual para ser Niño, tomado del tomo 2 de la colección documentos de la Misión Ciencia, Educación y Desarrollo: Educación para el desarrollo (pp. 115 ss). presidencia de la república -Consejería para el Desarrollo Institucional- Colciencias. Santafé de Bogotá, d.c., 1995. de nuestro Nobel de Literatura estas palabras que seguirán siendo parte fundamental de la brújula que ha guiado mi caminar como maestra:
“Aspiro a que estas reflexiones sean un manual para que los niños se atrevan a defenderse de los adultos en el aprendizaje de las artes y las letras". No tienen una base científica sino emocional - o sentimental, si se quiere-, y se fundan en una premisa improbable: si a un niño se le pone frente a una serie de juguetes-diversos, terminará por quedarse con uno que, le guste más.
Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y sus fatigados maestros. Creo que ambas le vienen de nacimiento, y sería importante identificarlas a tiempo y tomarlas en cuenta para ayudarlo a elegir su profesión.
Más aún: creo creo que algunos niños a una cierta edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más allá de la realidad admitida por los adultos. Podrían ser residuos de algún poder adivinatorio que el género humano agotó en etapas anteriores, o manifestaciones extraordinarias de la intuición casi clarividente de los artistas durante la soledad del crecimiento, y que desaparecen, como la glándula del timo, cuando ya no son necesarias.
Creo que se nace escritor, pintor o músico. Se nace con la vocación y en muchos casos con las condiciones físicas para la danza y el teatro, y con un talento propicio para el periodismo escrito, entendido como un género literario, y para el cine, entendido como una síntesis de la ficción y la plástica.
En ese sentido soy un platónico: aprender es recordar. Esto quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor sí alguien lo ayuda a descubrirlo. No para forzarlo en ningún sentido, sino para crearle condiciones favorables y alentarlo a gozar sin temores de su juguete preferido.
Creo, con una seriedad absoluta, que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la fórmula magistral para una vida larga y feliz. Para sustentar esa alegre suposición no tengo más fundamento que la experiencia difícil y empecinada de haber aprendido el oficio de escritor contra un medio adverso, y no sólo al margen de la educación formal sino contra ella, pero a partir de dos condiciones sin alternativas: una aptitud bien definida y una vocación arrasadora. Nada me complacería más si esa aventura solitaria pudiera tener alguna utilidad no sólo para el aprendizaje de este oficio de las letras, sino para el de todos los oficios de las artes”.  
Palabras sabias en todo tiempo y espacio que reconfortan, inspiran y motivan para seguir adelante en la tarea, nuestra tarea de caminar de la mano de nuestros pequeños para descubrir que el enseñar y aprender son binomios perfectos que solo se logran cuando dejamos que toquen nuestro corazón y nuestra razón.
Nancy Magda Cruz Chacón. 
Docente Tutora Programa Todos a Aprender. 
I.E. Agropecuaria El Escobal. Ramiriquí. 
Boyacá- Colombia.  





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